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Gabriela Mistral: un viaje poético a través de fronteras

Godoy Alcayaga, nacida en 1889 en el pueblo de Vicuña, hija de Petronila Alcayata y Juan Gerónimo Godoy, siendo este último un tutor que se separó de la familia. Desde temprana edad, Mistral mostró interés por la docencia, coincidiendo con un período de cambios favorables. Para las mujeres en Chile. Por ejemplo, en el mismo año del nacimiento de Mistral, se creó el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, lo que marcó un avance para las mujeres en la educación.

A la edad de 14 años, Mistral comenzó su carrera docente como profesora asistente en la Escuela Low Company en 1904. En 1908, se mudó al pueblo de Cantera, donde continuó enseñando, obteniendo finalmente su certificado de maestra de escuela primaria del Instituto Pedagógico. de la Universidad de Chile en 1910. A lo largo de su vida, Mistral desempeñó diversos cargos en educación, entre ellos el de inspectora y directora de escuela.

Su labor como educadora le brindó la oportunidad de viajar extensamente por todo Chile, visitando ciudades como Antofagasta, Santiago, Temuco y Punta Arenas. Además, Mistral se aventuró más allá de las fronteras chilenas, visitando países como México.

Además de su carrera docente, destacó notablemente en el ámbito de la literatura. Desde sus primeros años, Mistral mostró inclinación por la escritura. A partir de 1904 comenzó a publicar sus obras en periódicos como el de la IV región, entre ellos “El Perdón de una Víctima”. En 1914, publicó “Sonetos de la muerte”, una colección de tres sonetos que comprenden 42 versos inspirados en el fallecimiento de un individuo amado, mezclando elementos terrenales y divinos. Entre sus obras destacadas se encuentran “Lectura para mujeres” y “Desolación”. Escribió un conmovedor poema en memoria de su madre titulado “Tala”. Una de sus piezas más reconocidas es “Dame la mano”, que obtuvo un gran reconocimiento.

Entre 1933 y 1953 ejerció como Cónsul en diversas ciudades del mundo, entre ellas Madrid y Los Ángeles (California).

Desde la década de 1930, los aportes literarios de Mistral cosecharon elogios de los círculos intelectuales del país e incluso del presidente Pedro Aguirre Cerda, quien abogó por que ella recibiera el Premio Nobel. Finalmente, el 10 de diciembre de 1945 se le concedió el Premio Nobel de Literatura. Posteriormente recibió el Premio Nacional de Literatura por su libro “Lagar”.

En sus últimos años continuó publicando obras como “Poema de Chile”. Mistral optó por radicarse en Estados Unidos, residiendo en localidades como Santa Bárbara y Nueva York, donde se desempeñó como Cónsul de Chile. Falleció el 10 de enero de 1957 a causa de un cáncer de páncreas.

Su legado sigue siendo influyente hoy. Sus obras todavía se estudian, incluso desde sus primeros años. Por ejemplo, “Dame la mano” suele incluirse en los planes de estudio de los niños. Se la conmemora en esculturas, monumentos e incluso en un moderno centro cultural (GAM) en Santiago. Además, aparece representada en el billete de 5.000 pesos.

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