La selección chilena pasó de un buen inicio a un final deslucido en el Monumental de Lima. El empate sin goles ante el equipo inca no ayudó al equipo de Ricardo Gareca a salir del fondo de la tabla. Las oportunidades del primer tiempo no se aprovecharon, y la falta de reacción del cuerpo técnico en el segundo tiempo dejó el partido estancado.
El Clásico del Pacífico llegó como la última oportunidad para que Chile se mantuviera en la pelea por la clasificación al próximo Mundial, al menos para aspirar al séptimo puesto que otorgan los repechajes. Sin embargo, el imponente Estadio Monumental fue testigo de un empate que dejó a ambos equipos en la misma situación complicada. La montaña sigue siendo igual de empinada para La Roja.
Un partido de vida o muerte
Ambos equipos llegaron con urgencia y sin margen de error. Para el perdedor, la eliminación del sueño mundialista era casi segura. “Sabemos lo que está en juego, es una final”, declaró Ricardo Gareca antes de regresar al país donde logró convertirse en héroe nacional al clasificar a Perú al Mundial después de 36 años. Pero el destino le jugó una ironía: esta vez, el Tigre volvió a Lima vistiendo los colores del rival.
Chile llegó al partido con un pésimo récord como visitante en estas Eliminatorias: cero puntos de quince posibles y solo un gol a favor (contra Uruguay). Con este panorama, rescatar algo en el estadio de Universitario era imprescindible. Gareca mantuvo su esquema táctico clásico, pero lo ajustó con nuevos intérpretes. Algo notable fue que confirmó el once titular que había ensayado durante toda la semana.
Arturo Vidal, el regreso del Rey
Arturo Vidal, tras superar su lesión, volvió como titular y capitán del equipo. Su presencia trajo liderazgo en medio de la falta de referentes que ha mostrado La Roja en este proceso. Vidal ocupó el centro del mediocampo, detrás de Eduardo Vargas, en un intento por devolver algo de alma al equipo chileno.
A pesar de que Perú ocupa el fondo de la tabla, el inicio del partido fue abierto, con oportunidades para ambos equipos. Sin embargo, Chile parecía estar más cerca de romper la defensa inca. La Roja mostró una mejor capacidad para generar peligro que en su partido anterior contra Colombia, pero la falta de efectividad en el gol fue evidente, un problema que se ha vuelto crónico para el equipo nacional.
Las ocasiones que no se concretaron
El minuto 6 ofreció la primera oportunidad: un disparo de Vicente Pizarro fue detenido por el portero Cáceda. Poco después, Rodrigo Echeverría desperdició otra chance tras recuperar el balón en campo rival. Chile se mostraba prometedor, con Aravena y Valdés jugando muy abiertos. Sin embargo, la falta de precisión en los últimos metros fue frustrante.
La ocasión más clara llegó en el minuto 34, cuando Aravena lideró un contraataque que pudo haber sido el 1-0. Sin embargo, ni él ni Valdés tomaron la decisión correcta, y la jugada se desperdició. Chile terminó el primer tiempo con un 61% de posesión y nueve disparos en total, pero sin goles.
Un segundo tiempo sin ritmo ni ideas
En partidos de eliminatorias, no aprovechar las oportunidades puede costar caro. El segundo tiempo careció del ritmo del primero, y aunque Vidal intentó con un disparo al minuto 49, el desgaste físico empezó a notarse. Perú, por su parte, ganó confianza con las proyecciones de Sonne y Advíncula.
Chile necesitaba cambios urgentes, especialmente en el mediocampo y la delantera, pero el cuerpo técnico de Gareca tardó demasiado en reaccionar. Aravena parecía más un mediocampista que un atacante, y los minutos pasaban sin que se intentara algo diferente. Al final, los ingresos de Pavez y Mora en tiempo de descuento resultaron inexplicables, evidenciando una falta de ambición.
El susto final y un respiro para La Roja
En el tiempo añadido, un torpe penal cometido por Mora sobre Lapadula parecía sentenciar el partido. Sin embargo, tras la revisión del VAR, el árbitro determinó que el delantero peruano estaba en fuera de juego. Un respiro para Chile.
Conclusión: Obligados a ganar
El empate en Lima deja a La Roja en la misma posición crítica, sin avanzar hacia el anhelado séptimo puesto. Ahora, la presión se traslada al partido del martes contra Venezuela, donde no hay margen para errores: Chile debe ganar o prácticamente despedirse del Mundial.