El controvertido sacerdote Benigno Moure ha fallecido a los 92 años. A pesar de las controversias, fue una persona muy querida en Galicia.
Benigno Moure, conocido por su gran labor social y por ser el fundador de la Fundación San Rosendo, murió esta mañana en Ourense. Su fallecimiento pone fin a una vida dedicada al servicio de los demás, pero también marcada por la controversia en sus últimos años. Con una carrera que abarcó más de seis décadas, Moure dejó una huella profunda en Galicia, especialmente en el ámbito de la salud. Sin embargo, su legado no estuvo exento de luces y sombras.
Una vida dedicada al servicio
Nacido en Arnoya en 1931, Benigno Moure inició su camino en el mundo eclesiástico desde muy joven. Estudió en el Seminario Diocesano de Ourense, donde desarrolló su vocación sacerdotal. Poco después, completó su formación en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde obtuvo un grado en Teología, lo que le permitió servir a su comunidad de manera más directa.
Su primer cargo pastoral fue en Xinzo de Limia, donde fue coadjutor bajo el nombramiento del Obispo de Ourense. Pero fue en 1977 cuando Benigno Moure lanzó su proyecto más ambicioso: la Fundación San Rosendo. Esta entidad se centró en el cuidado de ancianos, personas con discapacidad y grupos vulnerables. La fundación, que comenzó como una pequeña iniciativa, creció con el tiempo hasta convertirse en una red de 73 centros de atención en Galicia, ofreciendo servicios de cuidado en residencias de ancianos, apartamentos supervisados y centros de rehabilitación.
Bajo su liderazgo, la Fundación San Rosendo se convirtió en un pilar del sistema de atención en Galicia, cuidando a miles de personas dependientes. Su dedicación al bienestar de los más necesitados le valió numerosos reconocimientos, incluyendo el título de Hijo Predilecto del Ayuntamiento de Arnoya en 1995 y la Medalla Castelao otorgada por la Xunta de Galicia en 1993, en honor a su servicio a la comunidad gallega.
La caída en desgracia de Benigno Moure: el escándalo de la malversación
No obstante, la vida de Benigno Moure no estuvo exenta de sombras. En 2009, su figura se vio empañada por una grave acusación que culminó en su condena por malversación. Según la sentencia, fue hallado culpable de gestionar indebidamente la herencia de una mujer incapacitada que estaba bajo el cuidado de uno de los centros de la Fundación. El tribunal lo condenó a cinco años de prisión por un delito continuado.
A pesar de la gravedad de la sentencia, la respuesta popular no fue uniforme. En 2011, se organizó una manifestación en Ourense para evitar su encarcelamiento. Muchos de los beneficiarios de su trabajo consideraron que el castigo era desproporcionado, dado el servicio de décadas que Benigno Moure había prestado a los más necesitados. Sin embargo, tuvo que cumplir dos meses en prisión en Pereiro de Aguiar antes de que su condena fuera revisada.
Este episodio oscureció los últimos años de su vida pública y deterioró su relación con la Fundación San Rosendo. En 2011, Benigno Moure dejó la presidencia de la entidad que él mismo había fundado, cerrando un capítulo importante en su carrera. Desde entonces, su papel en la Fundación se ha diluido, aunque su legado de asistencia ha perdurado en la estructura de la institución.